La reconstrucción de Isla Mocha, fue entre 2010 y 2013, y nuestra fundación aporto con el apoyo para la  autoconstrucción de 40 viviendas definitivas tras el terremoto de 2010. Este proyecto se adaptó a las necesidades locales y la singularidad cultural de la isla, priorizando la participación comunitaria, la autonomía, la habitabilidad y el fomento del emprendimiento. Su éxito radicó en el respeto por los tiempos y saberes mochanos, integrando a la comunidad en cada fase del proceso.

El proyecto de autoconstrucción en Isla Mocha es un testimonio vibrante de que, más allá de levantar estructuras, nuestro verdadero propósito es construir sueños y fortalecer comunidades. Representa la firme convicción de Fundación Proyecto Propio de que, al escuchar, colaborar con las personas para que sean protagonistas de su propio desarrollo, se tejen soluciones genuinas y sostenibles. En cada hogar construido y en cada saber compartido, reside la esencia de un futuro forjado con dignidad, autonomía y el profundo respeto por la identidad local, demostrando que la verdadera transformación nace de la mano de quienes habitan el territorio.

En reconstrucción

siempre hay un proceso

El proceso comunitario

El proyecto de Isla Mocha se distinguió por un profundo proceso participativo con las familias, trascendiendo el rol tradicional de beneficiarios para convertirlos en protagonistas activos. Este enfoque implicó una constante colaboración y diálogo, donde la comunidad no solo aportó con mano de obra en la autoconstrucción, sino que también fue clave en la toma de decisiones, desde la adaptación de los diseños de las viviendas a sus necesidades y modos de vida, hasta la gestión de los recursos y el tiempo.

La logística y la isla

El proyecto en Isla Mocha enfrentó un desafío logístico considerable, dada la ubicación remota y el aislamiento geográfico de la isla. El transporte de materiales de construcción representó una complejidad particular, ya que todo debía ser coordinado meticulosamente para llegar a un lugar con acceso limitado. Esto implicó no solo la movilización de grandes volúmenes de insumos por vía marítima, sino también la gestión de tiempos y recursos para asegurar que la cadena de suministro no interrumpiera el avance de las obras. Superar estas barreras logísticas requirió de una planificación detallada, flexibilidad y una gran capacidad de adaptación a las condiciones climáticas y operativas propias de un entorno insular.

El proceso de autoconstrucción

El proceso de autoconstrucción en Isla Mocha fue una estrategia central del proyecto, transformando a las familias beneficiarias en agentes activos de la construcción de sus propios hogares. Bajo un modelo de “autoconstrucción asistida”, la Fundación Proyecto Propio brindó el acompañamiento técnico, la capacitación y los materiales necesarios, mientras que las comunidades aportaron la mano de obra y el conocimiento local. 

Cada familia una casa propia

El diseño arquitectónico de las viviendas en Isla Mocha fue un elemento clave que buscó equilibrar la modernidad con la pertinencia cultural y las condiciones ambientales de la isla. Las casas fueron concebidas con un enfoque adaptable, permitiendo a las familias personalizar ciertos aspectos para satisfacer sus necesidades y preferencias específicas. Se consideraron materiales y técnicas constructivas que fueran adecuados para el entorno insular y que pudieran ser manejados por las autoconstructoras. 

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